Webinar GT Jóvenes el COIT/ La Inteligencia Artificial que revolucionará la salud
Un nuevo webinar organizado por el GT Jóvenes del COIT sirvió a los participantes para ver cómo de grande es el abanico que la Inteligencia Artificial (IA) abre para los Ingenieros de Telecomunicación. Julio Jesús Sánchez García, gerente de Proyectos de Sanidad y Transformación Digital en Telefónica España y miembro del GT Salud del COIT fue el ponente principal de este evento en el que se comentaron aspectos tan relevantes como los conflictos que surgen con la aparición de la IA y la forma en la que ya se utiliza en el campo de la salud.
La presentación corrió a cargo de Cristina Márquez, doctora Cum Laude en 5G y Big Data (por la UC3M + MIT), directora de Innovación en Inteligencia Versátil, miembro del GT Jóvenes del COIT y coordinadora de ment-it, así como impulsora del Talento STEaM, la Tecnología, Ciencia y la Innovación.
Después, bajo el título “Inteligencia Artificial, salud digital y la tecnología que me acompaña”, Julio Jesús Sánchez compartió algunas reflexiones ligadas a la cantidad de información que un terminal móvil puede almacenar de su usuario. “Sabe nuestra localización, la frecuencia con la que enviamos mensajes, los sitios por los que navegamos, incluso quizá nuestra información económica, pero eso no tiene mayor importancia porque nadie está pendiente de nuestra información a nivel individual”.
Según Sánchez, la sociedad se dirige al “mundo de los algoritmos”, unas fórmulas matemáticas que tienen el potencial de descubrir cosas sobre nosotros que nosotros mismos desconocemos, definió. Eso es, precisamente, lo que el pensador Yuval Noah Harari llama “hackear un ser humano”, aunque el experto rebajó este potencial temor que produce la IA: “cuando voy al médico aspiro a que me cuente cosas que no sé, y lo mismo puede suceder con la IA si la utilizamos de forma beneficiosa”. En realidad, los datos relacionados con la salud de una persona han adquirido la mayor protección según la normativa de la Unión Europea
El especialista diferenció en dos ramas las investigaciones que actualmente se están llevando a cabo sobre esta tecnología. Por un lado, una que procede del mundo más académico y ligada a hacer funcionar a la IA como lo haría el ser humano. Por otra parte, las técnicas que provienen del mundo empresarial, ligadas a manejar grandes cantidades de datos, como el reconocimiento facial, de voz o el machine learning.
Por qué todo el mundo habla de la Inteligencia Artificial
A nadie se le escapa el auge de a IA, sobre todo con la aparición del ChatGTP. Aun así, este tipo de tecnología es “antiquísima”, dijo Sánchez. Por eso, su predominancia en la actualidad estaría relacionada con la democratización de la misma que pivotaría en torno a tres factores. El primero, el acceso a una potencia de cálculo mayor y más barata; el segundo, los datos que desde hace un lustro empezaron a tomarse en consideración; y tercero, el conjunto de librerías numéricas que cualquier persona puede encontrar en Internet de forma gratuita.
Además, el experto explicó cómo es el proceso en un equipo médico para llegar a conseguir un algoritmo que facilite y aumente la calidad de los resultados. “Los servicios de salud han almacenado cientos de miles de radiografías nuestras, así que lo primero que haría este equipo de médicos e ingenieros de datos sería apartar algunas de ellas para después comprobar la eficacia del algoritmo”, empezó a explicar.
“Luego, habría que preparar todos esos datos de las radiografías para que los entienda el algoritmo, que es lo que más tiempo lleva de todo el proceso. Después, van a una librería y se bajan un algoritmo para entrenarlo, a ver si es capaz de detectar el tumor en las radiografías. Así, al enseñarle una de estas pruebas, el algoritmo será capaz de saber si el paciente está afectado por un tumor incluso con resultados tan fiables o más como el de un radiólogo”, completó el mismo Sánchez.
Riesgos y la posibilidad de ver más allá de nuestros ojos
Como todas las innovaciones, la de la IA también plantea algunos riesgos. Uno de ellos es el posible daño a los pacientes debido a errores en los algoritmos, al que se suma la falta de transparencia de la que, en ocasiones, adolecen algunos de ellos. También se ha visto que perpetúan sesgos y plantean una brecha en la responsabilidad si en algún momento el algoritmo falla.
El gerente de Proyectos de Sanidad y Transformación Digital en Telefónica España recalcó que la salud es el campo en el que más se ha aplicado la IA. “Es posible hacerlo con cualquier señal biométrica del organismo y los centros sanitarios han guardado mucha de nuestra información al respecto”, dijo. Uno de los ejemplos para los que se utiliza, por ejemplo, es en el ámbito de la salud pública a la hora de detener una posible pandemia y entender cómo evolucionará y las medidas más adecuadas para contenerla. Otros sectores que la han utilizado son la industria farmacéutica y la investigación contra el cáncer.
“Ver más allá de lo que podemos ver” es el título que Sánchez decidió para compartir, al final de su ponencia, algunos casos prácticos exitosos de aplicación de IA en el campo de la salud. “El Hospital de La Princesa, en Madrid fue capaz de crear un algoritmo que ubicaba una posible fibrilación auricular incluso dos años antes que un profesional a través de un electrocardiograma”, ejemplificó. Y lo mismo ocurrió en el MIT, pero en el caso del cáncer de mama, una afectación que podían encontrar hasta cuatro años antes de formarse.
España, además, prevé crear un gran big data en el que confluyan todas las historias clínicas de los españolas. “Esto lo podrán utilizar los investigadores bajo la promesa de llevar una medicina más especializada y de precisión”, agregó el experto en la materia.
Los algoritmos nos cuidan
Pero no solo eso. Los algoritmos también son capaces de analizar los datos que salen en tiempo real del cuerpo. “Esto abre un abanico brutal de puestos laborales porque no hay investigadores, médicos ni científicos actualmente que puedan llevarlo a cabo, así que será una buena salida para los más jóvenes”, se refirió Sánchez.
Por último, el miembro del GT Salud del COIT explicó que ya se puede monitorizar la insuficiencia cardiaca mediante la voz y el Apple Watch detecta enfermedades como el párkinson y el resfriado común. Además, la tecnología ha sido capaz de que, mediante señales inalámbricas como las recogidas por el WiFi, se sepan las perturbaciones que puede estar sufriendo una persona. “Es capaz de determinar si la actividad está siendo la habitual o las horas que ha dormido, algo que se aplica en el cuidado de personas mayores que viven solas para alertar a sus cuidadores, y todo sin siquiera ponerles un reloj en la muñeca”, incidió.