Un proyecto europeo ha demostrado que es posible reducir las emisiones generadas por los edificios gracias a la monitorización y evaluación constante de sus parámetros. Este objetivo va acompañado de una mejora del confort y una disminución de los gastos de mantenimiento de los inmuebles
El sector de la edificación es responsable de cerca del 40% de las emisiones globales de CO2 incluyendo en esta contabilidad las emisiones de la industria de la construcción y las emisiones vinculadas al funcionamiento de los edificios.
A finales de 2020 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó el informe Global Status Report for Buildings and Construction en el que se señala que la edificación ha llegado al punto más alto de emisiones jamás registrado y que los esfuerzos de descarbonización en el sector no son suficientes.
Incluso algunos edificios realizados en la actualidad consumen habitualmente hasta 3,5 veces más energía de la prevista durante su diseño. Este desajuste se debe, entre otras razones, a una falta de control riguroso de los parámetros que condicionan el consumo energético. El problema no es solo medioambiental, sino de confort y de coste para los propios habitantes o usuarios de los edificios.
Disminuir las emisiones
El proyecto europeo SQ Building, concluido en 2020, ha dado como resultado una herramienta que, utilizada a gran escala, tiene la capacidad de reducir las emisiones de CO2 provocadas por los edificios y mejorar su habitabilidad.
La herramienta en cuestión se denomina DeltaQ y, basándose en el machine learning, puede predecir el comportamiento de un edificio a partir de sus características, como el acristalamiento, la orientación y los materiales de construcción, y de factores dinámicos, como la ocupación del edificio o la evolución meteorológica
La recopilación de los datos del edificio se lleva a cabo con la instalación de un dispositivo de comunicación de pequeño tamaño: el DeltaQ Building Gateway que es alimentado por una red de control de parámetros instalada en el inmueble. Con todos estos datos se crea un gemelo digital del edificio que permite operar los cambios necesarios y mejorar la eficiencia en el comportamiento energético. Estas mejoras se traspasan al edificio físico para ser ejecutadas.
El modelo o gemelo digital se recalibra continuamente en función de los cambios meteorológicos o de los derivados del uso del edificio para mantener su consumo de forma óptima todo el tiempo. Con ello no solo se reducen las emisiones, sino que además crea un clima interior confortable y disminuyen los costes operativos del inmueble.
De la prueba al mercado
El proyecto SQ Building ha tenido una duración de dos años y ha contado con un presupuesto de dos millones y medio de euros (financiado en un 70% por la Unión Europea en el marco del programa H2020). Ha sido desarrollado en Bélgica por la empresa 3E que llegó a un acuerdo con otra firma para implementar Delta Q en un edificio de oficinas de Bruselas de 10.000 metros cuadrados a modo de prueba piloto.
La prueba empezó en 2017 y su finalidad era comprobar sus efectos en el uso de la calefacción, la refrigeración y la ventilación. Se logró reducir el consumo de gas en un 50% y el de electricidad en un 25%. En cuanto a las emisiones, bajaron un 33%.
También mejoró la habitabilidad y el confort con una disminución notable de las quejas habituales relacionadas con estos parámetros. Actualmente Delta Q ha sido adquirida por distintos clientes en 5 países y sus perspectivas son de expansión en el mercado (Foto: Depositphoto/ICS Comunicación).