Vivimos un tiempo de profundo cambio en la sociedad y en los distintos sectores de la actividad económica. La transformación digital lleva ya varias décadas cambiando la forma de comunicarnos, de hacer negocios, de prestar servicios, … de vivir. Pocas generaciones como las nuestras han experimentado tantos cambios profundos en cuanto a la aplicación práctica de la tecnología a nuestra vida: hace 30 años no había internet accesible, aun no estaban comercializados los microordenadores, no había teléfonos móviles, ... En las casas había TV, teléfono fijo, radiocasete, enciclopedia, ... y poco más. En un breve periodo de tiempo (en comparación con los últimos siglos) llegaron: el ordenador personal, internet, el correo electrónico, la web, windows y similares, el teléfono móvil, la ofimática, los portátiles, las aplicaciones empresariales en modelo cliente servidor, primero, y de 3 niveles después, las agendas electrónicas, el mp3, los ecommerce, las cámaras digitales, Google, los smartphone, la nube, la web 2 y sus RRSS, la videoconferencia funcional, el IoT, las cámaras inteligentes, la web3, el metaverso, las redes neuronales, la IA y el Big Data (que ya estaban, pero no era lo que son ahora). Y, además, casi todo lo anterior va en nuestro bolsillo, es prácticamente un apéndice de nuestro cuerpo. Nadie como nosotros está viviendo el cambio.
La sanidad no podía ser una excepción a la transformación digital, a la aplicación de todo esto a un sector importantísimo que representa el 7,5% del PIB español. Aunque este sector está entre los que más tarde están sumándose a la transformación digital, ésta ha llegado inevitablemente. Así, la transformación digital de la sanidad, o la salud digital, o la eSalud, como hemos denominado a este grupo de trabajo del COIT, está en plena efervescencia. Y esto es normal porque se ha demostrado en otras geografías que la salud digital permite alcanzar tres grandes beneficios para la sociedad: por un lado mejora la experiencia de los pacientes en su relación con los sistemas sanitarios; por otro lado, se ha demostrado científicamente la mejora en los resultados de salud con la introducción en las intervenciones clínicas de las tecnologías adecuadas; finalmente, la salud digital mejora el ejercicio de los profesionales y la eficiencia de los servicios, la optimización de los recursos sanitarios, apoya a la investigación clínica y contribuye a la sostenibilidad del sistema no sólo en los aspectos técnicos sino también en los sociales.
En este contexto de transformación sin precedentes, donde la tecnología redefine continuamente los límites de lo posible, la salud digital emerge no solo como una tendencia, sino como una necesidad imperante. La digitalización del sector sanitario representa una convergencia entre la tecnología y la medicina, abriendo un nuevo horizonte de posibilidades para mejorar la calidad de vida de las personas. Dentro de este escenario, los ingenieros de telecomunicación desempeñamos un papel fundamental, siendo los arquitectos de la infraestructura tecnológica que permite la realización de estas innovaciones.
La relevancia de los ingenieros de telecomunicación en la salud digital se fundamenta en varias dimensiones críticas. Primero, la creación y gestión de redes de comunicaciones robustas y seguras es esencial para el intercambio de datos médicos, asegurando su disponibilidad inmediata y la protección de la privacidad del paciente. La telemedicina, que existe desde los principios de nuestros sistemas de comunicaciones tanto por cable como por radio, y que ha demostrado ser vital especialmente en tiempos de crisis sanitarias, depende intrínsecamente de la infraestructura de telecomunicaciones para conectar a pacientes con profesionales de la salud o profesionales entre sí a través de largas distancias, superando barreras físicas y geográficas.
Además, los ingenieros de telecomunicación están en la vanguardia de la innovación en salud digital a través del desarrollo de soluciones IoT (Internet de las Cosas) para la monitorización remota de pacientes, dispositivos médicos conectados y sistemas de alerta temprana. Estas tecnologías no solo mejoran la eficiencia operativa de los servicios de salud, sino que también facilitan un enfoque proactivo hacia el cuidado de la salud y el bienestar, permitiendo intervenciones tempranas y personalizadas que pueden salvar vidas.
Otro aspecto crucial es la ciberseguridad. En un mundo donde los ataques cibernéticos son cada vez más sofisticados, la protección de los sistemas de información sanitaria es primordial. Los ingenieros de telecomunicación, con su profundo conocimiento en sistemas de comunicaciones y seguridad de la información, son esenciales para diseñar e implementar medidas de seguridad que salvaguarden los datos sensibles de los pacientes.
Por último, pero no menos importante, la integración de la inteligencia artificial y el análisis de Big Data en la salud requiere de redes capaces de manejar volúmenes masivos de datos con alta velocidad y fiabilidad. Los ingenieros de telecomunicación son fundamentales en el diseño y optimización de estas redes, permitiendo el desarrollo de algoritmos de IA que ayudan a la exploración de datos clínicos y biomédicos robustos, confiables y aplicables en el contexto clínico real para creación de herramientas predictivas y preventivas que mejoren la atención clínica aplicables a numerosos problemas de salud de alto impacto social en un espectro clínico complejo y desafiante, diagnosticar enfermedades con precisión, personalizar tratamientos y predecir brotes de enfermedades y elaborar medidas de intervención temprana.
La organización de un grupo de trabajo de Salud Digital dentro del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación no es sólo una oportunidad, sino una responsabilidad. Nos posicionamos en un momento único en la historia, donde nuestra experiencia y habilidades pueden contribuir significativamente a la redefinición de la atención sanitaria. Con nuestra actividad, no solo promovemos el conocimiento y la implantación de soluciones de salud digital, sino que también establecemos un marco para la innovación continua, la colaboración multidisciplinar y el desarrollo profesional de los ingenieros.
En conclusión, los ingenieros de telecomunicación tenemos una papel relevante innegable en el ámbito de la salud digital. Nuestra capacidad para diseñar, implementar y mantener la infraestructura tecnológica necesaria para su desarrollo coloca al colectivo en una posición privilegiada para liderar esta transformación. Organizarnos en este grupo de trabajo es esencial para canalizar nuestra experiencia colectiva hacia la promoción y efectiva implantación de la salud digital, asegurando que la sociedad en su conjunto se beneficie de los avances tecnológicos en el cuidado de la salud. Juntos, podemos ser los catalizadores de un cambio significativo, mejorando la experiencia de los pacientes, los resultados de salud y la eficiencia del sistema sanitario a través de la innovación y la tecnología.
Para más información sobre las iniciativas y actividades de este grupo se pueden dirigir a la dirección de correo electrónico esalud@coit.es