Decidí ser Ingeniero de Telecomunicación, allá por el año 1967, porque soñaba con la idea de moverme profesionalmente por los senderos de las vanguardias tecnológicas. La existencia de un ‘Teleco’ en la familia, mi tío Mariano Ros, gran profesional y profesor de matemáticas en nuestra Escuela, tuvo también su influencia en la decisión.
Pasé siete años de mi vida en esa Escuela, cinco como alumno y dos como atrevido y voluntarioso profesor ayudante, y no tengo ninguna duda en afirmar que esos años marcaron decisivamente mi futuro. Parecía indudable que unas tecnologías que se centraban en el almacenamiento, transporte y procesamiento de la información, tendrían que ser capitales en un mundo que giraba, cada vez más, en torno, precisamente, a ese gran valor de nuestro tiempo que es el conocimiento.
Pero nadie hubiera osado pensar, en aquellos años 60 y 70, que esas tecnologías, cuyo estudio iniciábamos, iban a ser las desencadenantes de la más exhaustiva y acelerada revolución industrial y social de la historia de la humanidad. Los que dimos ese paso en aquellos momentos hemos tenido el enorme privilegio de ser testigos directos y, en muchos casos, partícipes del crecimiento de este fascinante sector tecnológico y de su contribución a la modernización de nuestro país. Esperemos que las crisis actuales sirvan para encontrar nuevos bríos, y no estancamiento, en ese camino hacia la necesaria e inacabada modernización.
Francisco Ros
Doctor Ingeniero de Telecomunicación. Entre mayo de 2004 y julio de 2010 fue secretario de Estado de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información del Gobierno de España