Este informe, realizado por el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), reúne una gran cantidad de información contrastada y veraz. Con ello se convierte en un instrumento de primer orden para luchar contra la ignorancia y la confusión en torno a las radiofrecuencias.
Los datos científicos reunidos en el Informe indican que, a fecha de hoy, y con los niveles habituales de exposición de la población a las radiofrecuencias, no hay evidencia de riesgo para la salud de las personas. Esta es una de las principales conclusiones del informe destacadas por el director científico del CCARS, Francisco Vargas durante su presentación online.
Rigor científico
El director científico del CCARS ha subrayado el rigor y la amplitud del trabajo ejecutado para confeccionar el Informe sobre radiofrecuencias y salud, que cuenta con una selección de estudios científicos en función de su calidad y del peso de la evidencia que aportan.
En total se han analizado 381 referencias bibliográficas. Además, se ha llevado a cabo una citación imparcial de autores y se han considerado estudios negativos y positivos con criterios de neutralidad.
Este trabajo se ha desarrollado en un contexto desfavorable debido a dos factores principales. Uno de ellos es la existencia de una cantidad de información científica cada vez mayor para procesar. Otro, no menos importante, es la presencia de fake news o noticias falsas como las que se está generando alrededor de la COVID-19 y su origen, que la OMS ha llegado a calificar de infodemia, y que también afectan a las TIC.
Un ejemplo de ello es el bulo, ampliamente divulgado durante el curso de la pandemia, sobre un supuesto papel del 5G en la propagación del coronavirus.
Redes 5G
El Informe sobre radiofrecuencias y salud también hace referencia a las redes 5G. Sobre esta tecnología indica que no es muy diferente a sistemas previos como el 4G y, además, que los límites de exposición para las bandas en 700 MHz y 3,6 GHz cumplirán con lo establecido en el RD 1066/2001 y su posible adaptación a las directrices de ICNIRP 2020 que garantizan la protección de la salud.
Respecto a estas últimas directrices, la ICNIRP ha introducido restricciones adicionales a las que estableció en 1998 para considerar situaciones derivadas de nuevos desarrollos tecnológicos inexistentes en aquel entonces, como es el caso del 5G.
Escuelas seguras
El mundo educativo también es objeto del estudio. En este ámbito, señala que los niveles de exposición a sistemas inalámbricos medidos en guarderías, escuelas primarias y centros de secundaria son muy inferiores a los valores de referencia de ICNIRP.
Así, por ejemplo, la exposición en edificios educativos se sitúa en el rango de 0.07-0,54 V/m. mientras que en otros edificios públicos de concurrencia habitual (aeropuertos, estaciones, centros comerciales) los valores medios obtenidos están en un rango de 0,15-0,54 V/m. Asimismo, la exposición habitual a CEM-RF (WiFi) de los escolares es menor a la exposición a otras fuentes presentes su el entorno próximo.
Tumores
Dentro de la evidencia científica revisada para realizar el informe destacan los estudios epidemiológicos sobre la relación entre el uso del teléfono móvil y tumores cerebrales, que siguen confirmando que no existe un aumento del riesgo.
Esta evidencia se basa tanto en los estudios in vivo e in vitro como en los de carácter epidemiológico, que en su conjunto no indican una asociación entre el uso del móvil y el desarrollo de tumores en los órganos y tejidos más expuestos.
En el caso concreto de España tampoco se detecta una relación entre el número de usuarios de telefonía móvil y la incidencia de los tumores cerebrales, según datos de la Red Española de Registros del Cáncer. Esta evidencia es coherente con las observaciones realizadas en otros países desarrollados.
Hipersensibilidad electromagnética
Por otra parte, según el Informe, no hay una relación causal entre la exposición a distintas fuentes de radiofrecuencia y la aparición de síntomas de hipersensibilidad electromagnética. En este sentido, apunta, no se han producido cambios significativos en los estudios sobre la cuestión.
Las últimas evidencias publicadas confirman que no se han observado efectos adversos para la salud derivados de la exposición a radiofrecuencias emitidas por telefonía, transmisiones de radio y televisión, o sistemas inalámbricos. Aun así, remarca que la dosimetría sigue siendo una de las principales debilidades de los estudios epidemiológicos y clínicos a la hora de obtener conclusiones relevantes.
El informe recuerda que, por el momento, la hipersensibilidad electromagnética no ha sido incluida en la clasificación internacional de enfermedades (CIE-OMS) y no existe un protocolo aceptado por la comunidad científica para su diagnóstico y tratamiento.
Apreciaciones distorsionadas
Francisco Vargas, director científico del CCARS, ha puesto el acento en la necesidad de “transmitir toda esta evidencia a la sociedad para reducir una apreciación del riesgo distorsionada”. Para Vargas esta distorsión se basa en algunas tendencias inherentes a psicología humana, como son los “atajos mentales”, que usan muchas personas con el fin de simplificar la solución de problemas muy complejos, “lo cual suele llevar a errores sistemáticos”.
Esto se hace evidente en patrones de comportamiento muy extendidos, como la búsqueda de aquella información que está en consonancia con las propias creencias y el descarte de la información que las contradice.
Recomendaciones del informe
Las recomendaciones del anterior Informe sobre radiofrecuencias y salud siguen siendo válidas para el actual. Por una parte, hay que establecer un diálogo abierto y transparente entre todos los agentes en el campo de las TIC: autoridades, industria, operadores, consumidores, colegios profesionales, etc.
Por otra, la ciencia debe continuar con su cometido de promover estudios para obtener nuevos datos sobre la relación entre radiofrecuencias y salud. El objetivo debe ser reducir las dudas y la incertidumbre en este ámbito, que provocan un rechazo de instalaciones y tecnologías entre una parte de la población.
La actividad científica debe complementarse con las campañas informativas y educativas sobre las radiofrecuencias, sus usos, aplicaciones y efectos, basadas en fuentes acreditadas. Todo ello, según ha expuesto el director científico del CCARS, tiene que servir para estimular la respuesta crítica ante informaciones no contrastadas o directamente falsas.
Presencia institucional
La presentación del informe ha contado también con presencia institucional. María Teresa Arcos, directora general de Telecomunicaciones y Ordenación de los Servicios de Comunicación Audiovisual, ha apoyado este documento en la medida que “contribuye a disipar las dudas del ciudadano medio en un mundo de fake news donde se mezclan vacunas, pandemia, 5G y mascarillas de manera irresponsable”.
En una línea similar se ha manifestado Covadonga Caballo, subdirectora general de Sanidad Ambiental y Salud Laboral, cuando ha subrayado que las polémicas sobre los posibles efectos en la salud humana de las radiofrecuencias “solo pueden ser resueltas con la evidencia que aportan los estudios más fiables y sus resultados”.
Marta Balenciaga, decana-presidente del COIT ha señalado que “el colegio está totalmente comprometido con la labor del CCARS en su tarea de evaluar los efectos que los campos electromagnéticos tienen en la salud, que tiene la misión de aportar información y asesoramiento científico técnico a las administraciones y al conjunto de la sociedad”.
Además, ha recordado que la información que aporta el informe es especialmente relevante para la consecución de los objetivos de la Agenda España Digital 2025, en particular en lo que se refiere al despliegue de las nuevas redes de telecomunicaciones 5G.
En este sentido, Javier Lafuente, introductor del acto y presidente del CCARS ha descrito el Informe como “una ayuda para aquellos que deben tomar decisiones”.