La ciudad plantea cada vez más ciertas incomodidades para sus habitantes. Ya sea por problemas meramente sociales, del medio ambiente o de infraestructuras, muchos ciudadanos pugnan por mejorarlas mediante innovadores proyectos. Ante ello, las ciudades inteligentes responden a varios interrogantes planteados, pero con un factor imprescindible: poner al ciudadano en el centro.
Las cifras que deja el estudio ‘Street smart: Putting the citizen at the center of smart city initiatives’, realizado por Capgemini y en el que se han encuestado a 10.000 personas de una decena de países (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Países Bajos, Italia, España, Suecia, India y Singapur), no dejan lugar a dudas: uno de cada tres habitantes desea marcharse de su ciudad por los problemas que tiene que afrontar por vivir en ella; en torno al 60% de los habitantes urbanos cree que la ciudad inteligente es sinónimo de sostenibilidad y mejores servicios, y hasta el 36% de los ciudadanos están dispuestos a pagar más por los suministros de luz, agua y gas, el transporte siempre y cuando los programas de ciudad inteligente se hayan centrado en ellos haciéndolos más satisfactorios.
Otro dato más: el 40% de los integrantes de la población urbana a nivel mundial podría abandonar su ciudad a causa de molestias diversas que incluyen las “frustraciones digitales”. Para solucionar esta casuística, la labor de los gobiernos municipales es esencial. Capgemini también ha entrevistado a 300 miembros de estos gobiernos para intentar desgranar la situación actual de la implantación de la inteligencia en las ciudades. Solo uno de cada diez miembros municipales afirma encontrarse en fases avanzadas de implantación de una visión de ciudad inteligente y menos de una cuarta parte ha comenzado a desarrollar iniciativas de este tipo. Al mismo tiempo, las estimaciones hacen que la velocidad apremie: en el año 2050, dos tercios de la población mundial vivirá en ciudades y las megaurbes proyectadas llegarán hasta las 43.
La sostenibilidad se postula como el factor clave para los habitantes de la ciudad. Al 42% de los encuestados les preocupan los altos índices de contaminación y la falta de iniciativas ligadas a la sostenibilidad constituye un problema serio que podría desembocar en el abandono de la ciudad para el 36%. De esta forma, la adopción de medidas en torno a la ciudad inteligente deja resultados tangibles, pues el 73% de los encuestados que han disfrutado de algunas de estas iniciativas afirman que se sienten más contentos con su calidad de vida en términos de salud como, por ejemplo, en lo que respecta a la calidad del aire.
El problema de los datos
La controversia entre datos personales y mejora de las problemáticas tradicionales de las ciudades, como puede ser el transporte público y la seguridad, también están presentes en este contexto. A pesar de que es casi imposible la optimización de la ciudad inteligente sin los datos, el 63% de los encuestados considera que su privacidad es más importante que disponer de mejores servicios urbanos. Otro impedimento más es la consecución de financiación para implantar los novedosos proyectos que pueden paliar la situación en las ciudades, pues casi siete de cada diez gobernantes municipales aseguran que supone un verdadero problema, y un 68% afirma que les resulta complicado acceder y crear las plataformas digitales necesarias para el desarrollo de iniciativas de ciudad inteligente. En este sentido, la percepción de los ciudadanos en torno a si las BigTech prestarían mejores servicios urbanos que los ofrecidos en la actualidad, el 54% de los encuestados responde afirmativamente.
El hecho de tener implantadas iniciativas inteligentes en la ciudad puede ayudar a gestionar algunos imprevistos, algunos de tal magnitud como la pandemia de la Covid-19. De esta forma, el 68% de los miembros de los gobiernos municipales ha comprobado que utilizar iniciativas digitales como apps que conectan a las personas con los centros sanitarios o que permiten el seguimiento a distancia de pacientes les está ayudando en la gestión de la crisis.
Colaboración multinivel
¿Cómo desarrollar todas estas medidas íntimamente ligadas con la tecnología y la telecomunicación? Según Capgemini, la colaboración de todas las partes implicadas es esencial (ayuntamientos, ciudadanía, starups, centros de investigación, fondos de inversión…). Así pues, la consultora tecnológica propone tres fases de implantación para los gobiernos municipales: crear una visión de ciudad inteligente con la sostenibilidad y la resiliencia como factores esenciales; promover entre los diferentes miembros la capacidad de iniciativa, así como protección de datos y confianza, y por último desarrollar una cultura de innovación y de colaboración con los ciudadanos y con entidades externas.
De este modo, la inclusión de medidas y proyectos inteligentes en las ciudades pueden paliar muchos problemas que, en la actualidad, hacen que sus habitantes no encuentren todo el confort posible, por lo que resulta esencial tener en cuenta las apetencias y necesidades de sus propios habitantes. La tecnología, que puede llegar a resolver algunos de los conflictos planteados en la ciudad, no lo hará si no se tiene, como factor clave, a las personas que la componen.
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