La innovación y el crecimiento empresarial son dos factores de igual importancia para estimular la recuperación económica. En los últimos años España ha mostrado capacidad para crear empresas, pero no ha logrado avanzar en innovación. Un debate ha puesto sobre la mesa las posibles razones que explicarían esta situación.
Se trata del debate que tuvo lugar en el pasado 34º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones organizado por AMETIC. La discusión se centró en la generación de innovación y partió de un dato reciente y muy significativo: la pérdida de posiciones en el contexto internacional. “España ha bajado una posición, de la 29 a la 30, en el Global Innovation Index”, destacó Francisco Marín, vicepresidente de la Comisión de I+D+i de la CEOE.
Según, Luis Fernando Álvarez-Gascón, vicepresidente de AMETIC, “España debería situarse en mejor posición en el Global Innovation Index, sobre todo porque lo necesitamos”, refiriéndose con ello a la coyuntura económica generada por la pandemia.
Los asistentes convinieron en que la falta de avance en innovación se produce en un contexto en principio favorable. España está entre las 15 primeras economías del mundo en relación al PIB; cuenta con infraestructuras avanzadas en muchos ámbitos, y en especial en las telecomunicaciones y además se sitúa en el lugar número 12 en publicaciones científicas a nivel mundial. “No es coherente”, aseguró Francisco Marín.
El tamaño de las empresas
¿Cuáles son las razones que explican este contrasentido? Uno de los primeros factores a tener en cuenta sería lo que sucedió en la última crisis de 2008 con las empresas más innovadoras.
José Bayón, CEO de la Empresa Nacional de Innovación SA (ENISA) observó que la crisis “no afectaba a todas las compañías por igual”. Más concretamente, “las actividades relacionadas con la sostenibilidad y la digitalización salían adelante, mientras que aquellas con actividades tradicionales más alejadas de la innovación se quedaban atrás”.
Pero a esta capacidad de supervivencia relacionada con la actividad innovadora se le oponía otro factor. Javier Ponce, director general del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), explicó que una de las consecuencias de la crisis de 2008 en España había sido “una elevada “mortandad de pequeñas empresas tecnológicas e innovadoras”.
Según Ponce, el tamaño fue determinante. En efecto muchas “tecnológicas” eran pequeñas y “nuestro tejido económico está constituido por muchas pymes que no tienen músculo financiero para resistir períodos de crisis prolongados”
El papel de las ayudas
Existe un sistema consolidado de apoyo estatal a la innovación. Además, el gobierno ha tomado algunas medidas de choque en relación a la situación económica generada por la pandemia. Teresa Riesgo, secretaria general de Innovación, quiso subrayar en el debate el papel de las ayudas y destacó instrumentos como el Plan de choque para la ciencia y la innovación o la Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación para el período 2021-2027.
El sector público dispone de otros instrumentos para ayudar al ecosistema de la innovación. Javier Ponce habló en este sentido de una “medidas de carácter especial y temporal relacionadas con el impacto de la pandemia, pensadas para las pymes, y que incluyen más ayudas económicas a la innovación”. Asimismo, recalcó el esfuerzo que se va a realizar para “aumentar el volumen de ayudas al tejido empresarial”.
¿Es todo esto suficiente? El mismo Javier Ponce puso de relieve un factor que matiza la dimensión de los apoyos estatales, cuando reconoció que el porcentaje de empresas innovadoras que reciben incentivos públicos en España es relativamente bajo: se sitúa alrededor del 5%. En Alemania es del 7%, en Francia está por encima del 12%, y en Escandinavia es todavía superior.
Simplificación de trámites
La conclusión es que, si el el tejido empresarial innovador es vulnerable en razón de su tamaño y las aportaciones económicas públicas son relevantes para su continuidad, los mecanismos para acceder a estas aportaciones deben funcionar lo mejor posible.
Sobre esta cuestión, Francisco Marín, hizo hincapié en la importancia de simplificar la oferta pública disponible. “Hoy es realmente muy complejo para una empresa decidir donde hay que buscar esta ayuda económica”. En la misma línea facilitadora procesos y trámites, Marín reclamó “una revisión a fondo” de normas como la Ley de la Función Pública o la Ley General de Subvenciones.
La mesa de debate coincidió en señalar que se abre un futuro incierto y difícil pero la única vía para afrontarlo es que las empresas innovadoras sigan adelante con sus planes. Según José Bayón, “ahora estamos comprobando la gran importancia de la ciencia y de la industria y esto es algo que hay que trabajarlo en los períodos entre crisis”.
Del mismo modo, Francisco Marín sugirió enfocar la cuestión de la innovación “con una visión más amplia y a más largo plazo”.
Nuevas oportunidades
Los participantes en el debate apuntaron que habrá que estar atentos a las nuevas oportunidades que se presentan ya en este momento en al marco europeo.
Francisco Marín se refirió a la provisión de recursos prevista en el Plan de Recuperación para Europa de la Unión Europea y en el Programa Marco de Investigación e Innovación de la Unión Europea.
Respecto a este último, sin embargo, advirtió que podía presentar un presupuesto menor que su antecesor, el programa H2020, “por lo que constituirá todo un reto para nuestra forma de actuar a la hora de captar recursos” (foto: ICS/Depositphoto).