La falta de agentes competitivos dentro de la Unión hace que se estén perdiendo posiciones dentro de la cadena de valor. El nuevo comercio digital debe ser regulado mediante una normativa común y moderna que evite las distorsiones dentro de la competencia. Potenciar la financiación en investigación y desarrollo puede ser clave para ello. Estas son algunas de las ideas escuchadas en el acto organizado en el Espacio Fundación Telefónica con motivo de la presentación del informe 'El futuro digital de Europa', realizado por la Universidad Politécnica de Madrid y el Real Instituto Elcano en el que se trata la importancia de las tecnologías digitales para el desarrollo.
La Estrategia España Digital 2025 marcará la senda a seguir en el campo de las telecomunicaciones los próximos años. Con ella, se sentarán los cimientos de una revolución tecnológica aún embrionaria y que se debate en la Unión Europea. “Se trata de saber el modelo de país que queremos”, según Roberto Sánchez, el secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. España está bien colocada para influir en esos debates, donde la transición social y sostenible son esenciales.
Ahora, la vista está puesta en crear un entorno propicio para los agentes nacionales y extranjeros, canales de gran fortaleza para todos los estados miembros acompañados de una simplificación de los requisitos existentes. Teniendo presente que España dispone de la red de fibra óptica más extensa de Europa, aún será necesario realizar con cautela una transposición de las normativas europeas para respetar la igualdad de acceso a las redes de los colectivos más vulnerables, como aquellos que se ubican en zonas rurales. Así pues, la Estrategia busca garantizar el 100% de redes de alta capacidad y todas las bandas necesarias para el 5G en el año 2025, intentando también una equiparación de todos los actores del espacio digital.
Otro de los aspectos clave en este tiempo que se inicia será el de la privacidad en las telecomunicaciones. La gran revolución se llevará a cabo de la mano del 5G, que abrirá nuevas oportunidades para las empresas, transformará sectores críticos y favorecerá a los ciudadanos europeos. Por ello, deben existir las mismas obligaciones respecto a la privacidad para todos los proveedores.
El incremente del uso de la tecnología durante la pandemia no tiene precedentes. Para Roberto Viola, el director general de Redes de Comunicación, Contenido y Tecnología de la Comisión Europea, la economía de las plataformas ha supuesto un ante y un después. Esas empresas y personas que se reúnen para intercambiar bienes y servicios fueron esenciales en algunos momentos en los que la mayor parte del sector económico se encontraba paralizado. De esta forma, la ola de interacción producida en estos meses ha convertido en estos agentes en actores fundamentales en la economía. El antiguo debate sobre la regulación de las plataformas cobra relevancia porque, desde un primer momento, son grandes corporaciones, y constituyen una parte esencial del funcionamiento de nuestra sociedad.
Una nueva legislación
A nivel europeo, la normativa que regula este campo tiene más de 20 años de antigüedad, por lo que el Consejo Europeo (CE) ha iniciado una consulta pública para modernizar la legislación al respecto y el marco regulatorio del comercio electrónico. Previsiblemente, la nueva norma estará preparada para finales de año.
Si ponemos la vista en el medio plazo e intentamos analizar la realidad desde el prisma del futuro digital de Europa, para consolidar el estado de bienestar y la protección de los derechos sociales y políticos primero se tiene que abordar la rápida digitalización de su economía y la creación de un ecosistema propio. El rápido cambio que actualmente se está produciendo en la estructura de los mercados se dirige hacia una enorme economía de escala.
“En un momento en el que los datos se han convertido en el principal activo, un número limitado de agentes los controlan y lideran las tecnologías disruptivas”, agrega Jorge Pérez, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid. Que Europa no tenga agentes competitivos para contrarrestar a los de Estados Unidos y Asia hace que tomen mayor importancia las autoridades de regulación del mercado. Más allá de eso, “se necesita un enfoque más amplio que priorice el conjunto de los efectos sobre la sociedad y no solo la pura competencia. Hay que introducir efectos de sostenibilidad”, en palabras del propio Pérez.
Economía y geopolítica
Al mismo tiempo, la geopolitización de la economía es una realidad. Las grandes potencias alteran las reglas de la competencia para proteger sus interesas y desplazar a sus competidores, lo que perjudica gravemente a la UE, pues su marco normativo está pensado para el mercado interno y no el global. Este hecho acentúa la pérdida de soberanía de la Unión al no tener los mismos recursos de investigación que sus rivales. Así pues, pese a que actualmente se estén perdiendo posiciones en las cadenas globales de valor y se desaprovechen las oportunidades de la digitalización, la CE es consciente de ello y trata de reducir el desfase digital de la Unión haciendo valer el acceso al mercado común a cambio de que se jueguen con unas normas equilibradas de competencia.
Por otro lado, el contexto de la digitalización europea se enmarca en cierta diferencia de estadios debido a que existen países punteros pero también otros con niveles bajos de desarrollo. “Nos faltan campeones digitales con tecnologías disruptivas, y quizá no lo tenemos por el nivel de inversión en investigación y desarrollo, que es muy inferior que el de otras regiones, como Estados Unidos, que triplica el de Europa”, remarca José Félix Hernández-Gil, investigador en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid.
Los derechos digitales y el tratamiento de los datos deben armonizarse para facilitar la competencia en el entorno internacional, sin olvidar que es necesario asegurar que todos los agentes deben estar sometidos a una calidad equiparable entre ellos, evitando así que se den distorsiones en el plano competitivo. Europa se enfrente a una evolución, en donde la regulación digital y moderna a nivel general dejará atrás a la actual.